Han tenido que pasar años y años para que todo un país pudiese por fin celebrar la consecución de un centro mundial de fútbol. Años de decepciones que llevaron a considerar este campeonato como una zona vetada para España. Años donde los cuartos de final eran la ronda más odiada debido a sus múltiples dolorosas derrotas. Años donde la frustración de ver cómo en muchas ocasiones España se veía apeada habiendo sido superior gracias unas escandalosas actuaciones arbitrales. Años donde el grito común estaba referido a las madres ajenas. En resumen, años de eternas y profundas decepciones.
Gracias a Dios todo este negativismo ya es historia. Desde la Eurocopa celebrada hace dos años en Austria y Suiza España es la que domina el fútbol por selecciones. No hay nadie que les haga sombra. ‘La Roja‘ es el combinado perfecto que arrasa a sus rivales, ya sean equipos que se cierran o equipos que intentan jugarle de tu a tu. Aunque lo cierto es que cada vez son más las que se dedican a cerrarse y esperar las pérdidas de España en el centro del campo para salir a la contra, clara seña de que de antemano saben que son netamente inferiores.
A poco más de 48 horas para que de inicio la gran final del Mundial parece que el favoritismo es totalmente para España. Pocos creen a Holanda capaz de doblegar a los de Vicente del Bosque, incluso varias leyendas neerlandesas apuestan por ‘la roja’ como futura campeona mundial.
Lo del favoritismo parece algo hasta normal, al fin y al cabo la superioridad en cuanto a juego de España ante sus rivales ha sido notoria y va a más en este torneo. Pero que algo así suceda desde dentro del país de los tulipanes parece una falta de respeto a su historia futbolística.
‘La Roja’ ha hecho historia. Por fin. Cuando el árbitro húngaro señalaba anoche el final del partido los millones de seguidores de la selección española explotaron en una mezcla de alegría, impotencia y rabia por todo lo pasado y, sobretodo, por sentir que este es su año.
Son muchos Mundiales de sinsabores y disgustos, de trayectorias a medio camino, finales injustos e inesperados. Todo eso anoche quedó atrás. Hace pocos días que los 23 mundialistas y todos los aficionados se desquitaron de ‘la maldición de los cuartos de final‘ al superar a Paraguay, porque no olvidemos que cuando un país juega lo hacen todos, desde el portero hasta el hincha del pueblo más remoto que se sienta 5 minutos antes para ver el encuentro entre nervios.
Las rupturas siempre son dolorosas y normalmente dejan a uno de los dos cónyuges más afectado que al otro. En el fútbol también pasa con los ‘matrimonios’ entre entrenadores y ayudantes. Valdano y Cappa o Rijkaard y Ten Cate son dos de los infinitos ejemplos que se podrían utilizar. Cuando Jurgen Klinsmann anunció que abandonaba la Selección germana y decidía volver a ‘su’ querida California, los grandes mitómanos auguraron un batacazo de su sustituto, Joachim Löw.
Cuatro años después de aquel ‘divorcio‘, cada uno ha ‘rehecho’ la vida a su manera. Klinsmann regresó de su retiro yanqui para entrenar al Bayern Munich, y fracasó estrepitosamente. Mientras, Löw ha completado una fantástica labor al frente de la ‘nationalmannschaft’. Finalista en la Eurocopa y en el penúltimo escalón hacia la gloria Mundial, con una generación de futbolistas que augura muchos éxitos en el futuro.
Esta noche da comienzo la batalla final por llevarse el cetro mundial. Cuatro selecciones pugnan por llevarse al gato al agua. Todos los contendientes tienen mimbres para poder considerarlos favoritos pero hay uno de ellos que llega a esta cita con todo por ganar y muy poco por perder, esa es Uruguay. Los charrúas se enfrentaran a una Holanda que ha enamorado en sus partidos del Mundial. Su segunda parte frente a Brasil es el ejemplo de la solidez de los ‘tulipanes‘.
El duelo se presenta apasionante porque en los dos equipos hay grandes jugadores, sobre todo en el apartado ofensivo donde están más que suficientemente surtidos. Lástima que Luis Suarez no pueda jugar este partido tan importante debido a su ‘palomita‘ salvadora en cuartos. A pesar de esta baja se prevé un partido con muchos tintes ofensivos. Ambos afrontarán con cautela los primeros minutos pero lo más probable es que con el paso de los minutos se vayan entonando ofensivamente. Lo lógico sería que los hombres dirigidos por Bert van Marwijk llevasen el peso del partido pero nunca se sabe con Tabárez. El charrúa es un hombre defensivo pero sabe perfectamente cómo engatusar al rival para hacerle caer en la trampa de las contras.
Que levante la mano quien pensase que Alemania era una de las grandes favoritas. Que levante la mano quien pensase que Alemania sin Ballack y sin sus porteros principales era una de las grandes favoritas. Que levante la manos quien pensase que una Alemania liderada por Özil y Müller se iba a ‘percutir‘ de esta manera a sus rivales en el Mundial de Sudáfrica. Ya no sois tantos ¿eh?.
Tras muchos partidos de este campeonato y casi un mes de competición estamos ante los grandes partidos que decidirán quién es el campeón y quienes se quedan con la miel en los labios. Por una parte están los combinados de Holanda y Uruguay, dos selecciones que han sorprendido (los ‘tulipanes‘ poco ya que un servidor les tenía en gran estima) por su juego y su eficacia. A un ataque demoledor han sumado una contundencia defensiva que les ha llevado a ser una de las cuatro mejores selecciones del mundo. En el otro lado del cuadro se encuentran dos pesos pesados, España y Alemania, lo que es lo mismo el eterno candidato y el ogro campeón.
Lo que aconteció anoche en el partido de España-Paraguay de Cuartos de final es una de esas historias para contar por lo increíble que pareció. Una locura que hizo que un ‘muermazo‘ de partido pudiera cambiar en apenas uno o dos minutos, y que sin embargo dejó las cosas igual: en ‘cerocerismo‘, como diría el actual entrenador del Getafe Michel.
Y es que los comentaristas y casi toda España aún se está preguntando por qué mandó repetir el colegiado guatemalteco la pena máxima. Y yo desde aquí voy a intentar abrir un poco los ojos a los forofismos que hay desde los comentarios televisivos. ¡El penalti se tenía que haber repetido! No, no me he vuelto loco… ni siquiera creo que el penalti que anota Xabi Alonso merezca el castigo, pero la cosa viene de antes, de un minuto atrás.
Ghana y Uruguay abren los partidos de los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica. Uruguay esta recordando viejos laureles. La primera edición Jules Rimet se disputó en el país sudamericano y ellos fueron los vencedores finales al imponerse por 4 a 2 a Argentina. Veinte años después, y tras el impás provocado por la 2º Guerra Mundial, Uruguay protagonizó uno de los momentos más recordados de los mundiales, el ‘Maracanazo’, cuando se impusieron contra pronóstico en la final a Brasil, país organizador y máximo favorito. Desde entonces los uruguayos han pasado a un segundo plano internacional, hasta esta edición en la que han llegado a cuartos.
Pero hoy es Ghana la que puede hacer historia. La selección africana ha llegado a los cuartos de final de puntillas. Era de las selecciones del continente negro de la que menos se esperaba que hicieran algo importante en este Mundial. Su gesta recuerda a la que en Italia 90 logró Camerún liderada por Roger Milla, el delantero africano de los rércords: el goleador más veterano en un mundialcon 38 años y el jugador más veterano en disputarlo, cuatrto años después en EE.UU. Los cameruneses sorprendieron en el Grupo B (a priori dificilísimo con Argentina, la URSS y Rumanía) que lideraron: dos victorias y una derrota. El partido inaugural enfrentaba a Camerún con Argentina de Maradona, vigentes capeones y grandes favoritos, pero los africanos sorprendieron y se impusieron por 1 a 0 (Biyik). Empezaba la gesta de los ‘Leones indomables‘.
Si hay algún continente que ha decepcionado mucho en este mundial, ese ha sido África. Llevamos mucho tiempo escuchando hablar de los africanos, de que el futuro del fútbol puede estar ahí. Que algún día ganarán una Copa de Mundo y cosas del estilo. Pues aún a día de hoy, y tras mucho tiempo escuchándolo, la progresión de los países del continente negro ha sido escasa, casi nula.
Y es que en el primer mundial de la historia en sus tierras, con seis representantes por primera vez en la historia, que tan sólo Ghana haya pasado a formar parte de las 16 mejores del campeonato es bastante triste. Los ghaneses han evitado (por los pelos), de esta manera, que por primera vez desde el mundial de España 82, no haya un representante africano en la segunda fase.
En las historia de los Mundiales Alemania e Inglaterra se han enfrentado en cuatro ocasiones en partidos directos. Esta, pues, es la quinta vez que se cruzan en una fase mundial. La primera vez en el Mundial de Inglaterra 66, el primero que fue retransmitido en directo vía satélite, en blanco y negro, y todo el mundo, como recuerda Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra, pudo ver “el show de los árbitros. Un juez alemán obsequió a Inglaterra el partido contra Argentina, mientras uno inglés regalaba a Alemania el partido frente a Uruguay”. Cómo se ve, los árbitros siempre, como hoy en día, en el ojo del huracán.
Así Inglaterra, liderada por Bobby Charlton, y Alemania, con el jovencísimo Franz Beckembauer, llegaron a la final, una de las más recordadas y en la que tampoco faltó la polémica. Tras 90 minutos, el partido acabó 2-2 en Wembley. En la retina, la imagen del Káiser disputando la prórroga con el brazo en cabestrillo. A los diez minutos de la prolongación llegó el gol fantasma más famoso de la historia: Hurst lanzó un trallazo que dio en el larguero y botó cerca de la línea de la meta alemana, aún no se sabe si entró o no, fue concedido como gol por el árbitro suizo del partido a instancias del asistente ruso y supuso el 3-2. Finalmente los ingleses hicieron el cuarto. Logrando así su primer y único trofeo.
Pegado al palo 