Cuando Bolatti hacía el cero a uno en el Estadio Centenario frente a Uruguay, Diego Armando Maradona perdió la cabeza. Tanto que acabó siendo sancionado por sus desastrosas declaraciones e incluso más de uno pensó que el castigo se quedaba corto. Y todo porque al seleccionador argentino le dieron palos hasta en el carnet de identidad. La prensa y afición motivos tenían, de sobra.
Porque la fase de clasificación fue desastrosa. Tras la marcha de Alfio Basile, quien tampoco estaba haciendo grandes números, el equipo cayó en picado. La presencia de Maradona se veía como un revulsivo para los jugadores ya que su sola presencia impone el suficiente respeto como para que se revertiese la situación. O eso al menos debían pensar Julio Grondona y los demás dirigentes de la AFA.
Esto que viene a continuación debería ser una sátira sobre el partido de la semana pasada entre Uruguay y Argentina. Porque aguantas hasta las dos de la mañana para ver una final y lo que acabas viendo es de un nivel tan bajo que roza lo cómico. Pero por suerte, soportar semejante insulto al fútbol por dos selecciones de tal calibre tuvo su premio final. Diego Armando Maradona volvió a pasarse de la raya, porque una cosa es mear fuera de tiesto y otra muy diferente y más fuerte (o grave si lo preferís) lo que el seleccionador argentino hizo.
No voy a entrar en el pobre planteamiento futbolístico con el que sale al césped la albiceleste desde que D10S está al mando, por ahí ya le han dado lo suficiente… y más que le van a dar si no espabila a tiempo. Desde el mismo titular que acompaña a este texto todos los que habéis llegado hasta aquí sabéis de que estoy hablando. Y por eso mismo no pienso repetir las palabras que Maradona dijo, ya que las tenemos todos muy recientes y las conocemos suficientemente.
Los ochenta, según el grupo vigués Golpes Bajos, eran malos tiempos para la lírica, pues hoy se puede decir lo mismo del periodismo. Nos hemos acostumbrado a que los diarios deportivos se enzarcen en guerras mediáticas que en nada benefician a un producto que tan sólo importa ser vendido, sin importar la calidad. El desconocimiento por parte de los protagonistas de la noticia provoca que se crean guionizadores de ella y cuando no es así, tratan de censurarla.
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«Si hubiera estado Del Bosque, Parejo y Negredo no habrían salido del club. No se habría escapado ninguna generación.»
Michel olvidándo quien
dirigía entonces la
cantera merengue.
Seguramente que en el anuario futbolístico 2009, uno de los principales artículos lo ocupará la caída de Diego Armando Maradona de los altares al suelo terrenal. Cuando Alfio Basile abandonó la albiceleste hace exactamente un año, la euforia por ver al ‘divino argentino’ en el banquillo fue absoluta. Los más nuevos en esto del fútbol identifican al ‘Pelusa’ como el malhablado y menudo director técnico argentino que no acierta a confeccionar un gran equipo con las mejores ‘telas’. Estos desconocen el milagro que obró el 22 de junio de 1986, cómo subió a los altares y por lo que muchos le veneran.
“El fútbol es así”, “Esto es once contra once”, “No hay enemigo pequeño”, “La suerte no estuvo de nuestro lado”,… ¿Cuántas veces han oído estas declaraciones? No pierdan el tiempo numerándolas, ya que pronto perderán la cuenta. En el ‘deporte rey’ (salvo contadas excepciones) no hay grandes oradores. Por eso, semanalmente intentaremos recoger las declaraciones más originales, relevantes o estúpidas.
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«El club lo hace por el antiguo temor de si viene el hombre del saco y se lo lleva.»
Si había alguien que le devolviese la esperanza a un país y una hinchada como la argentina, ese era Diego Armando Maradona. En el mismo terreno de juego donde la albiceleste consiguió su primer título mundial, marcaron el rumbo hacia Sudáfrica 2010 con un contundente 4-0 ante Venezuela. El primer paso del ’10’ ha sido fuerte y contundente, ahora sólo falta ver como serán los siguientes.
“Me dijo que podía matar todos los grajos que quisiera, si les daba, pero que no olvidase que matar a un ruiseñor era un pecado.” Atticus Finch
“¿Por qué?” Jem
“Pues supongo porque los ruiseñores, no hacen otra cosa que cantar para alegrarnos el oído. No picotean los sembrados, no entran en los graneros a comerse el trigo, no hacen más que cantar con todas sus fuerzas para alegrarnos.” Atticuls Finch
Aunque a alguno le parezca que me ha afectado la fiebre ‘hollywoodiense’ por la gala de los Oscars, hoy no dejaremos de hablar de fútbol. El diálogo del principio del artículo está sacado de la película ‘Matar a un ruiseñor’, el protagonista (Gregory Peck) habla con su hijo (Phillip Alford) sobre la primera escopeta que tuvo, un asunto que guarda cierta similitud con un asunto que nos ha sobrevolado durante la temporada: la protección a los ‘ruiseñores futbolísticos’.
“Ronaldo se lo merece por todo lo que ha hecho con el Manchester y porque en las victorias obtenidas por este equipo este año ha sido fundamental.”
Pegado al palo 